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Ana Flores

CONCURSO DE MICRORRELATOS

Este año el la Biblioteca del IES Bioclimático, en su afán de seguir promocionado el gusto por el libro y la lectura, organizó un concurso de microrrelatos en homenaje a la figura de Augusto Monterroso. Como se trataba del primero, decidimos empezar recordando la sutileza, el humor y la frescura del escritor guatemalteco y en exclusiva de su relato insignia: el dinosaurio. Así que el concurso invitaba a revisitar el microrrelato y darle continuación.

Las ganadoras del concurso fueron Ana Flores Regalado,

y Violeta Gómez Morales     Violeta                          .

Los premios para cada una consistió en un diploma, un libro para el verano y un pen-drive con que amablemente colaboró el AMPA del IES. Y un caluroso aplauso, por supuesto, de los profesores, compañeros y demás alumnos que asistieron al acto. Nuestra enhorabuena a las dos. Y para todos los demás, aquí abajo os dejo los microrrelatos ganadores.

I PREMIO DE MICRORRELATOS DE LA BIBLIOTECA DEL IES BIOCLIMÁTICO

CATEGORÍA BACHILLERATO
AUTORA: ANA FLORES REGALADO

Cuando despertó, el dinosaurio seguía allí. Su dinosaurio de peluche, el cual había usado su madre la noche anterior como protagonista al contarle una historia. Así le convencería de que saldrían vivos de aquella guerra.

Esta historia decía lo siguiente: » En una noche de guerra, cuando se empezaron a oír bombardeos, un valiente niño salió a la calle con su dinosaurio de peluche para observar lo que estaba pasando. De buenas a primeras, ¡ el dinosaurio del niño se convirtió en un dinosaurio de verdad! El niño, muy decidido, subió a lomos de su dinosaurio y juntos salvaron a toda la gente de su pequeña ciudad».

Mientras la madre le contaba la historia, Pablo se quedó dormido junto a su dinosaurio con la esperanza de que alguien lo salvara de aquella guerra.

CATEGORÍA ESO
AUTORA: VIOLETA GÓMEZ MORALES

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Tras meses de duro trabajo y arduo esfuerzo, el paleontólogo Alexander Collins, había logrado hallar el esqueleto de un enorme Daspletosaurus en el que llevaba trabajando desde el comienzo del pasado año. Cuando terminó de montar los restos ósesos de la abominable criatura, exhausto, el doctor desfalleció de cansancio. Al despertar, a la mañana siguiente, aún no podía creerlo, el dinosaurio estaba justo ahí, ante sus ojos, no había sido un sueño. El estudio de aquellos seres del pasado siempre había sido su pasión, pero en especial, sentía una gran fascinación por los tiranosáuridos, sobro todo, de los de ese calibre. Por esa razón, había sentido tanta satisfacción cuando hubo acabado la realización del que sería su mejor trabajo.

ganadoras